miércoles, 15 de febrero de 2012

Una anécdota con aguijones.

Un enjambre de abejas me asecha, y yo olvido mis preocupaciones.
En la calle un enjambre de abejas me asecha, están alborotadas y vuelan en todas direcciones. 
El piquete de una abeja es insoportable, por suerte esa vez no me picaron.
Desde mi ventana las observaba, a través del miriñaque,  seguro y protegido de sus aguijones. Las personas que pasaban en moto o bicicleta era victimas de los insectos amarillo con negro sin pasar a mayores.
Sólo era un disturbio. Mi madre, y yo, así como varios vecinos, salimos cuando se medio calmaron. Descubrimos que era un panal, que de seguro alguien movió, el motivo de la peligrosa visita.
Es hermoso. "¿Como algo puede ser hermoso pero a la vez tan peligroso?" le pregunte a mi madre sin esperar una respuesta...